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Impresión 3D, nuevos atributos y el uso de drones son algunas de las tendencias que ya están instalándose en la industria del concreto.

Adaptarse o morir puede sonar a cliché, pero no hay industria o negocio en el mundo que pueda hoy quedarse al margen de la urgente necesidad de reinventarse. En el concreto y la construcción en general estamos presenciando, desde hace un tiempo, avances gigantescos. Desde impresiones 3D, hasta el uso de drones, conocé algunas tendencias que están revolucionando el sector.

El futuro, ¿impreso en 3D?

Recientemente, la firma británica Zaha Hadid Architects presentó para la Bienal de Arquitectura de Venecia un puente impreso en 3D en hormigón, ecológicamente responsable.


Imagen: @zahahadidarchitects

Esta es tan solo una demostración de que el futuro podría estar impreso en 3D, gracias a la variedad de materiales y fibras que funcionan como insumos de estas máquinas. Algunos beneficios son claros: la uniformidad en la creación de las piezas, el ahorro de residuos (que se reutilizan en la fabricación) y el ahorro de tiempos. Podría incluso ser una herramienta útil para construir casas para familias de bajos recursos, opinan algunos expertos. ¿Servirá también en el rubro de los premoldeados?

Drones: otro punto de vista

En “la era de los drones”, es esperable que muchas industrias los adopten para sus negocios. Su uso, antes limitado a la industria militar, se extendió a decenas de áreas gracias a su potencial para llegar donde humanamente no llegamos.

En la industria de la construcción, con cámaras adosadas a los drones y mediante técnicas de realidad virtual y modelado en 3D, es posible reproducir una obra en el entorno, o las vistas desde ventanas y balcones. El nuevo “punto de vista” que nos aportan los drones también permite hacer un mejor seguimiento de los proyectos: monitorear el avance del trabajo, o inspeccionar las obras y la logística. Además, su uso reduce los riesgos que podrían correr los trabajadores en espacios elevados, acorta los tiempos para realizar una evaluación de la obra y disminuye los costos generales.

Hasta ahora, en la industria del concreto, estos dispositivos se han utilizado principalmente para inspecciones de capacidad o topografías. Es esperable que sus usos sigan expandiéndose, tanto en los campos existentes como en nuevos, a medida que el sector descubra cómo aprovechar mejor esta tecnología, por ejemplo, para tareas de seguridad y vigilancia en plantas de concreto y canteras. También podrían desempeñar un rol en reparaciones básicas o mantenimientos simples en sitios de difícil acceso.

Nuevos (y sorprendentes) atributos

En 2015, el profesor de microbiología de la Universidad de Delft en Holanda, Henk Jonkers, creó un tipo de concreto que se autorepara. Es decir, las grietas que naturalmente se forman en el material se cierran por bacterias que lo habitan y que producen piedra caliza. Este “bio-concreto”, que nace de mezclar concreto con una bacteria, trae múltiples ventajas: sin grietas, no pasa agua y, sin agua, queda mejor protegida la estructura.

Otro atributo del concreto que promete pisar fuerte es el color. Al clásico gris podría sumársele un abanico de tonos logrados al agregar pigmentos líquidos a la mezcla. El color puede aprovecharse para evidenciar volumen o fusionar una edificación con el entorno. Además, algunos de los pigmentos utilizados aumentan la luminosidad del concreto, lo cual podría tener efectos más allá de los estéticos y creativos. El impacto en la economía y el medio ambiente, al contribuir a reducir el efecto de calor en las ciudades, podría ser importante.

El mercado del concreto está, sin dudas, en expansión y no solo por los niveles de actividad global. La tecnología presenta oportunidades infinitas para una industria en la búsqueda permanente de la eficiencia y la sustentabilidad.

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