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La implementación, cada vez más extendida, de pavimento intertrabado en obras urbanas, industriales y hogareñas -dado su alto rendimiento como solución técnica de gran resistencia, fácil instalación, bajo costo y mantenimiento- no es novedad. Se ha ganado su justo lugar dentro del mundo de la construcción, gracias a sus ventajas fuera de discusión.

Sin embargo, en el recuento de sus buenas características, en ocasiones, se enumera al pasar el valor estético que agrega a los espacios.

Los lugares de paso no tienen por qué oponerse a la belleza y es en este sentido que el pavimento intertrabado puede transformarse en una pieza protagonista de la escena. Las posibilidades de diseño que permite son múltiples, alcanzando a transformar superficies en verdaderas obras de arte.

Intervenciones urbanas

La planificación de la obra de pavimentación requiere considerar diferentes elementos que conforman el ambiente.

El proyectista debe plasmar el objetivo y un concepto de obra desde un punto de vista estético: al igual que la proyección de cualquier pieza artística de tradición intervencionista realizará un estudio minucioso, tanto del espacio como del contexto en donde van a interactuar los adoquines.

Lo cierto es que el pavimento intertrabado, en particular en las áreas urbanizadas, ofrece una enorme gama de posibilidades estéticas que están al servicio de la creatividad para lograr una potente integración al entorno.

Infinitas posibilidades expresivas

El atractivo de las tramas está dado no solo por las formas y modo de colocación del pavimento articulado, sino también por la variedad de texturas que se puede lograr y la posibilidad de añadir colorantes en la búsqueda de un mejor resultado estético.

La suma de elementos resulta en una infinidad de combinaciones posibles y formas geométricas que convierten a los lugares de paso en sitios de singular atracción. Espacios cotidianos que habilitan otros sentidos, más allá del funcional.

Se trata de una expresión moderna y de avanzada que otorga confort y vitalidad. Categoriza las superficies rompiendo con su monotonía.

Presencia y ventajas para su puesta en obra

El alto valor arquitectónico de los adoquines de hormigón lo ubica dentro de las primeras opciones cuando se trata, por ejemplo, de la recuperación de cascos o sitios históricos.

De igual manera, la capacidad estética del pavimento intertrabado lo pone en juego para intervenir en una gran variedad de superficies tanto externas como internas: viales de jardines, patios, playas de estacionamientos, senderos en plazas, avenidas, veredas y otras amplias zonas peatonales, revestimientos de estructuras edilicias en general y así podríamos continuar.

Por supuesto, que la planificación de cualquier iniciativa arquitectónica debe imperiosamente abarcar otras dimensiones además de la estética. Es por esto que el pavimento intertrabado surge como una de las mejores elecciones para la puesta en obra ya que las ventajas ornamentales conviven con la baja relación entre costo y vida útil, su resistencia, adaptabilidad, facilidad de colocación y mantenimiento entre otros.

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